Doña Oca toca la ocarina, y prefiere el lago a la piscina.
Este es su marido el Oco, (que no está cuerdo tampoco).
Doña Oca Plumaloca, en el hueco de una roca, la ocarina toca y toca.
- Esto no hay quien lo soporte (dijo el Oco, su consorte).
- Esto no hay quien lo soporte. !Al agua patos! (!Qué corte!)
- Esta Oca es la oca (y nado porque me toca)- dijo el Oco.
(Nadando se quedó yerto por no escuchar el concierto). Y la Oca enloquecida puso huevos sin medida.
- !Veinte patos! !Qué patada! Y yo sola, abandonada (dijo la Oca).
La familia numerosa, era insoportable cosa. Le piaban veinte patos y pasaba malos ratos.
!Tanto pico, tanta boca! La Oca se volvió loca.
Gloria Fuertes